Al menos eso espero, aunque hay muchas otras que no me importaría tener jeje

Lo primero que hago después de sacar la Barbie de su caja (con muchísimo cuidado) es mirar sus zapatos (mi segunda pasión después de las barbies, y posiblemente también después del chocolate jeje). Siempre son distintos (al menos yo he tenido esa suerte). Prefiero los zapatos con tacones altos y finos, frente a los zapatitos planos de mi Barbie coreana. La gran sorpresa en cuanto a calzado se refiere me la he llevado este último año con las dos barbies rusas que ocupan la segunda balda de mi vitrina: ¡botas! Sinceramente yo no estoy muy acostumbrada a ver muchas botas entre las “Barbie Collector”.
¿Y tú? ¿Qué es en lo primero que te fijas al sacar la Barbie de su caja?
Esta es la historia de cómo conocí a la Barbie de mis sueños. La habré contado un millón de veces y hoy te la voy a contar a ti.
Era una niña cuando la vi por primera vez. Era la apertura de un centro comercial en una ciudad próxima a la mia. Recuerdo que aquella tienda de juguetes me pareció enorme, con el tiempo ya no lo parecía tanto (cosas de niños).¿Alguna vez al ver una Barbie habeis sentido que la habían hecho para vosotros? Para mi no podía haber mayor perfección en tan poco epacio, supe al instante qu tenía que ser mia. Se trataba de Escarlata O’Hara con un precioso vestido verde que supuestamente estaba hecho con cortinas (¿cómo un vestido hecho con cortinas puede ser tan hermoso?). Por supuesto, con aquella edad no tenía ni idea de que tenía el rostro de Vivien Leigh ni que ese vestido aparecía en una película. Casualidades de la vida, hoy esa película («Lo que el viento se llevó») es mi película favorita. creo que esa Barbie me influenció más de lo que creo. Por aquel entonces yo no sabía lo que costaba ganarse el dinero, mi madre propuso comprarme otras, pero esa no, era demasiado cara para comprársela a una niña que probablemente la habría destrozado jugando, supongo (esa parte la agradezco, habría sufrido mucho con el tiempo viéndola destrozada). El caso es que esa fue la única vez que la vi. Me prometí a mi misma que cuando yo ganase mi propio dinero, sería la primera cosa que comprase.
Pasaron los años y conocí a esa «persona especial» que me hace feliz cada día (he de admitir que sin él mi colección no sería lo que es, y la vitrina estaría más bien vacía). Hace un par de años, una fria mañana de Reyes mi sueño se hizo realidad. La tenía siempre en mi cabeza pero no veía el momento de tenerla, y de pronto, con sólo desenvolver un regalo la tenía entre mis manos. El recuerdo no la hacía justicia, era aún más bonita. Aún no le he agradecido lo suficiente que hiciera mi sueño realidad, ¿pero cómo se puede agradecer algo así? nada es suficiente.
Hoy ocupa un lugar privilegiado en mi vitrina y soy feliz por poder mirarla cada día.
¿Quereis saber cómo me he metido en este mundo? Estaba en casa de mi novio aburrida (no tanto como para no querer estar alli, tranquilo), llevaba horas mirando Barbie Collector.com, como viene siendo habitual en mi, embelesada con todas esas adorables barbies que algún día serán mias (sí, vivo con esa ilusión). Es un ritual en mí en los días que yo llamo «Días-B». Están los días en que necesito urgentemente chocolate, los días en los que reclamo mimos o los días que simplemente deseo que pasen rápidamente; los «Días-B» son aquellos en los que puedo pasarme horas enteras admirando cada mínusculo detalle de las barbies que más me gustan sin darme cuenta, probablemente porque inconscientemente lo necesito, lo admito: a menudo tengo mono de Barbie. Seguir leyendo Un rincón en mi vitrina