Domingo 5 de octubre
¡Hola a todos!
Como tenía que montar la ‘vitrina’ que donábamos de parte del grupo Una Vitrina Llena de Tesoros y Amigos para la subasta benéfica a favor de la Fundación Sandra Ibarra de solidaridad frente al Cáncer que se celebraría esa misma tarde, y teniendo muy presente lo bien que me funcionó el año pasado madrugar para ir a hacer fotos mientras los demás dormían, me levanté con varias horas de antelación antes de la apertura de la Sala de Ventas a los convencionistas.
Cuando llegué, para mi sorpresa, ya había mucha gente trabajando y montando sus stands (algunos tengo la impresión de que estaban montados o medio montados desde el día anterior), pregunté si ya podía venir a dejar la donación y, después de que me explicaran cuál era su lugar, volví a la habitación a por todo y empecé a montar con cuidado y cariño (había muchas miniaturas ‘poco estables’ y muchas cosas frágiles).
En esta ocasión, ya que la donación implicaba más ‘trabajo y esfuerzo’ por mi parte, no tuve tanto tiempo para hacer fotos y eso se nota en la carpeta que he creado en el ordenador para ellas jeje. Este año había gente esperando en la puerta para poder entrar y no sé cómo fue ni por qué el tiempo pasó tan rápido que en seguida estaban dentro comprando como locos y agotando muñecas (me da a mí que hubieron negociaciones anteriores jajaja). Una de esas personas que estaba deseando entrar era Elisa, quien vino con su familia unas horas desde Zaragoza sólo para acudir a la Sala de Ventas y estar con algunos de nosotros.
Por momentos la sala de ventas se volvió agobiante, había mucha gente y muchos murmullos y, muy probablemente, mi cerebro no había descansado lo suficiente. No obstante, como dice el refrán, “no hay mal que por bien no venga” y, con la excusa de desconectar unos minutos, varios ‘vitrineros’ de corazón fuimos a tomar algo, a charlar tranquilamente y a conocernos mejor. ¡Sin duda de lo mejor que hice en todo el día! Gracias Jara, Cherry, Maria José, Gemma, Jorge, Leticia, Carmen y Tony 🙂
El destino o la casualidad quiso que mientras estábamos en la cafetería una chica rubia se sentase en la mesa de al lado para dar de comer a una de sus preciosas niñas, ¡era Marisa! Me habría dado mucha rabia no haberla visto ya que sólo pasó durante unos minutos a saludar y recoger algunas muñecas.
Como sin darnos cuenta nos dio la hora de comer, Leticia, María José, mi hombre y yo nos fuimos a comer al McDonalds más próximo al hotel ya que era la mejor opción en cuanto a distancia, economía y, sobre todo, mi celiaquía (¡gracias Nuri por los descuentos!). Aprovechamos y también compramos para llevar la comida de las sufridoras de Carmen y Nuria, que no se movieron de su stan de ventas ni un momento. El resto de la tarde, o las primeras horas de la tarde mejor dicho, transcurrió tranquila, quizás demasiado tranquila, tanto que me despisté y, por ejemplo, me quedé sin algún vestido vinage de Beatriz San Mat, uno de los creadores de la muñeca de la convención. Pero, ¿sabéis lo que sí me compré? (se me fue totalmente de las manos…) Dos OOAK de Plastic Lab, ¡una de ellas es un homenaje a Audrey Hepburn en Funny Face!, una maravillosa OOAK de Victoria Designs, ‘muy yo’. Enamorada me tienen las tres muñecas… Y también una agenda oficial de Barbie (que por supuesto no pienso escribir jaja) en Juguetes Dámaso y tres fantásticas ilustraciones de MIO Ilustrations (escogidas por mi hombre y, creo que cuando las veáis lo notaréis jeje).
Y volviendo a Beatriz San Mat…. Antes de hablaros del gran proyecto solidario de la Convención, me gustaría hablaros de uno que lleva a cabo Beatriz junto a otros amigos y que está muy ligado a nuestra afición. Su pequeño gran proyecto se llama “Pon una Barbie en sus vidas” y su objetivo es hacer llegar muñecas (aunque sean esas que creemos que no valen nada y que nadie las querría) a los niños de África que más lo necesitan, aquellos que de otro modo muy posiblemente no tendrían un juguete con el que ser lo que son, niños inocentes. En esa ocasión no pude colaborar, pero tengo pensado hacerlo para la campaña de Navidad (próximamente os informaré cómo podéis colaborar vosotros también si lo deseáis).
Éramos muchos los que estábamos esperando impacientes la llegada de Sandra Ibarra ya que en esta convención iba a ser ella la ‘mano inocente’ que seleccionase a los ganadores de cada donación a través de las papeletas que todos habíamos introducido en las huchas creadas para tal cuestión. Cuando llegó, la Organización la guió alrededor de la Sala de Ventas y la Exposición que había sido trasladada ese día a una habitación que comunicaba directamente con ella. En todo momento se mostró muy interesada por el acontecimiento y muy cordial con todo el mundo.
La subasta empezó con un emotivo mensaje de apoyo y de concienciación sobre el cáncer a través, sobre todo, de su experiencia personal. Fue de esos mensajes que hacen llorar sin querer porque a todos nos llega al corazón, a mí me hizo recordar a todos las personas que he querido y que se han visto afectadas de un modo u otro por esta enfermedad. Pero, no os preocupéis, se me pasaron todas las penas cuando al llegar el turno de nuestra ‘vitrina’ Sandra Ibarra pronunció mi nombre. ¡Sí, me la traje de nuevo a casa! Fue muy extraño, porque aunque pujé por ella me pasé toda la tarde diciendo que no quería que me tocase (porque me había pasado comprando y no tenía hueco para nada más en las tres maletas que llevaba) y luego me alegré como una niña cuando me tocó. No os podéis imaginar la alegría que me entró por el cuerpo. Probablemente seamos muy pocos los que conocemos el verdadero valor de esa donación. ¿Sabéis quién más se llevó una donación a casa? ¡Macarena Gómez!, la actriz española, quien resulta que también es coleccionista y apasionada de Barbie (su reacción al ganar fue incluso más loca que la mía).
Durante la celebración de la subasta fueron varias las personas que se despidieron de mí y algunos incluso antes, desgraciadamente,. Sin duda esa es la peor parte de la Convención y, con un año de experiencia a mis espaldas, lo sabía. Quizás por eso alargué todo lo que pude mi marcha, hubiera dado lo que fuera por ser la última en marchar y no dejar a nadie en el hotel tras de mí pero, hasta esos momentos duros, tienen su lado positivo. Los aproveché mucho y los disfruté un montón, las últimas palabras, los últimos abrazos, el saqueo de los restos de la merienda de Sandra Ibarra, la última foto en el fotomatón con mi pareja… los gestos de cariño sincero de mis amigos y algo más.
Como veis este es quizás el post más largo del resumen de la convención pero quizás también notéis que es el más deprisa escrito, es porque es el que más me ha costado emocionalmente. ¡Quería quitármelo de encima! Y es que al final, lo que me queda de este último post es el último párrafo. Pero tranquilos, que aún queda una última parte del resumen…
Rebeca
Imágenes vía Una Vitrina Llena de Tesoros (todos los derechos reservados).